2 de octubre de 2012

MODERN LOVERS - Live (1978)




"I'm a little airplane nyow nyow
And wangity-wang wangity-wang
I'm a little airplane now"




Este disco me costó la principesca suma de 20p ingleses (algo así como 150 pesos) en un puesto en el Woking Market comandado por un tipo que parecía ser daño colateral de esos locos años 60, con la ingenuidad lenta del que pasó el punto sin retorno hacia el daño orgánico total. La carátula estaba medio manchada, la imágen se veía medio ridícula, o sea, Jonathan Richman se ve medio ridículo con una camisa tipo pirata de película de los 70, pero igual lo compré porque me encantaba el primer disco (y póstumo) de los Modern Lovers con clásicos como Roadrunner y Pablo Picasso. Además que por 150 pesos... 

El disco es un fiel reflejo del corpus musical de Jonathan Richman en esa época. Extraño para alguien que decidió dedicarse a la música luego de conocer a los Velvet Underground, estas canciones en vez de prostitutas y drogadictos, hablan de pequeños insectos, el heladero y el hecho que Jonathan era un dinosaurito.  Habiendo venido directo del primer disco no sabía si con este disco del 78 se había deschabetado por completo o era el momento de reevaluar el primer disco. La clave, para mí, fue darme cuenta que el primer disco fue publicado posterior a la separación de la primera encarnación de los Modern Lovers (con Jerry Harrison de los Talking Heads incluido) y cuya fama se dió principalmente porque fue incluido dentro del cánon precursor de las bandas punk que, como sabemos, se tomaban demasiado en serio.


Dada esta sucesión de los hechos, comprendí que en esta época Richman de alguna manera estaba exagerando su lado más inocentón, infantil y juguetón con el fin de sacarse de encima esta visión casi de zorro vicioso que tenía en algunos rincones de la subcultura del rock. No hay segundas lecturas posibles en una canción como Ice Cream Man. No es el dealer de Tambourine Man de Dylan, de verdad es un heladero. Si es un pequeño avión no es porque esté volado con ganja, sino que de verdad se siente como si fuera un pequeño avión. Cuando cantaba I'm Straight y no ingería drogas es porque he was straight. En un ambiente definido por la seriedad y el compromiso político de rigor del punk y post-punk en ciernes, del flaneur y campismo ebulliendo aún con la olla tapada de los futuros new romantics, esta declaración de principios de Jonathan Richman podría argumentarse es lo más valiente que podía encontrarse. Pucha que tenía ganas de escribir sobre este disco.


Conociendo ya la mayor parte de la obra de Jonathan Richman que sigue hasta hoy, sus canciones se caracterizan por una falta de afectación, lo que en este mundo pops moderno es una afectación en sí, pero como al escuchar no pienso en Baudrillard o Guattarí, no lo tomo así. Creo que en sí, para comprender a Jonathan Richman tienes que aceptar la falta de afectación como lo verdadero del artista.  No es lo mismo que el concepto de 'autenticidad' ya que no tomo a Jonathan Richman como si estuviera pretendiendo presentarse a sí mismo, es sin duda una performance la que nos entrega. La 'persona' que nos presenta Richman es de alguien con un gran poder de observación y de una ingenuidad  vivida como una apertura a la vida de los otros, en el dejar atrás el bagaje de las preconcepciones cínicas y altaneras de la vida moderna en la ciudad. Es una música que deja instalada firmemente la alegría, el humor y el amor en el corazón mismo del rock. ¿Por qué hay tanto roquero que se toma tan en serio, como si la seriedad le diera el peso necesario de música 'seria? ¡Ni siquiera Dylan se toma en serio! Por favor, déjense de complejos, sáquense el pepinillo del trasero, no porque no sonrían no tendrán la posibilidad de convertirse en dioses. Pfff, get a real life please. Prefiero hacer crecer a mi hija Lucía con este disco que todos los Strokes, BRMC y Sonic Youth del mundo. 

Primera probada // First taste

Los videos de rigor.


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