14 de abril de 2010

Julian Cope - Peggy Suicide (1991)

"You don't have to be afraid, love
'cos I'm a safesurfer darling"

Absurdo // Absurd

Si la historia de la música popular inglesa fuera un paseo al British Museum, el lugar de Julian Cope en este sería como si un vikingo, un normando, un druida y Sam Cooke (un fantasma directamente importado de los camarines de Ronnie Scott's), decidieran clonar todo ícono, tótem y estatua pagana de las distintos salones del museo y en una campaña incendiaria arrasaran con las capillas de Londres, poniendo los clones en el pedestal de Nelson en Trafalgar Square, la pileta de Piccadily Circus, el porta bandera del palacio de Buckingham y en la cara del Big Ben que da al Támesis... todo esto vestidos de chaquetas de cuero, jopos engominados y parando a media tarde para tomarse un té sazonado con dos cucharadas de LSD. Una mezcla de razas, culturas y sustancias a veces explosiva, a veces aletargada, a veces sin pies ni cabeza... no, tachen lo último, a veces sin cabeza pero con los pies bien plantados en la tierra misteriosa emanante de mitos y fecunda en el deseo más primigenio y erótico. O sea, bien caliente y bien inteligente.

Julian Cope era uno de los miembros de los llamados Crucial Three, una banda mítica del punk de Liverpool a finales de los 70, siendo los otros Ian McCulloch (futuro frontman de los Echo and the Bunnymen) y Pete Wylie (de los Mighty Wah!). Todos compartían, además de sentirse pateados en el trasero por el punk, una pasión obsesiva por la música sicodélica y krautrockera, junto a los 3 Inamovibles: Bowie, Iggy Pop (y Stooges) y los Velvet Underground (más Lou Reed en solitario). La vida se encargaría de llevarlos por distintos caminos, todos formando bandas de mayor o menor importancia y popularidad, aunque Cope y McCulloch formarían otras dos bandas juntos, UH? y A Shallow Madness, antes de definitivamente emprender rumbos distintos (y enemistarse como cuales estrellitas de culebrones venezolanos). Cope sería el fundador de ese extraño ensamblaje de música soul, sicodelia y glam llamado The Teardrop Explodes (¡que nombre más teletransportado directamente de 1967!). Además de la sofisticación de sus arreglos y letras, propio de la música inglesa post-retorcijón punk, que buscaba llevar hasta las últimas consecuencias las décadas pasadas, Julian Cope demostró desde el principio ser uno de los vocalistas más potentes y menos afectados de la isla, con esa voz barítona y medio monotónica, como drone hecho de wah-wah.

Un dinosaurio para gobernarlos todos // One dinosaur to rule them all

Esta voz no era solamente el producto de un proceso de autodescubrimiento de lo suyo, es un referente a la influencia que tuvo en Cope ese gigante de la música introspectiva, valiente, arriesgada y crípticamente intelectual, que es Scott Walker (né Engels). Miembro de los acaramelados Walker Brothers (boy band de mediados-fin de los sesenta, con éxitos como The Sun Ain’t Gonna Shine Anymore y Make It Easy On Yourself), Scott le dio la espalda a finales de los sesenta a su fama de muchacho lindo y se mandó en los 60 una serie de discos clásicos, siendo el menos popular pero el más fascinante el Scott 4. Repleto de canciones hermosas en su angustia existencial y política (una canción dedicada al régimen opresivo en la comunista U.R.S.S. por ejemplo), Scott lleva de la mano a canciones embriagadas de arreglos orquestales pero llenos de espacio e inaugura un estilo de letras fragmentado, concreto y infectado de imágenes corporales, como si quisiera golpearte la cara y sintieras el dolor, pero no supieras de dónde vino el golpe. De este genio maldito, Cope sacaría no sólo este abandono de la espiritualidad en la realidad física del cuerpo, sino que la virilidad de un estilo vocal profundo, generalmente bajo en tono y dramático en sus inflexiones, aunque más soul que lo opératico en el caso de Scott Walker. El súmum de su fanaticismo por Walker sería la compilación de la obra de este, que realizó a principios de los 80, llamado Fire Escape in the Sky (una frase sacada de una canción de Walker), subtitulada “The Godlike Genius of Scott Walker.

Peggy's Suicide salió al mundo en el momento correcto, tanto para Cope como para la sociedad inglesa del momento. Cope se encontraba semi a la deriva en su carrera, luego de haber brevemente flirteado con un lado más pop en discos como St. Julian o My Nation Underground (muy buenos discos por lo demás). Pero no olvidemos que Cope por sobre todas las cosas cree en el poder transformador de la música rock, como camino de iluminación que te permite/obliga a desarroparte de la tradición descorporizante de la cultura judeo-cristiana. O sea, volvamos a lo que éramos y pongámonos nuestras túnicas al viento y adoremos al dios Sol, la diosa Tierra y el hermano Árbol. Nunca en términos tan flaites, pero sí en su caso en torno a la mitología de dioses nórdicos (es además un experto internacional en monumentos megalíticos). La síntesis de su visión sobre el rock se puede encontrar en un libro muy entretenido que escribió en los 90 llamado Krautrocksampler, lamentablemente ya no se edita, (búsquenlo en el hiperespacio... se puede encontrar) en que hace una revisión muy personal de las bandas más importantes de la escena Krautrock de los 70. Bandas como Guru Guru, Can, Kraftwek, Amon Düul II, Harmonia, Neu!, Cluster, Tangerine Dream, etc. Hace poco hizo lo mismo con la escena rockera japonesa en Japrocksampler, pero no lo he leído.

El Sacrificio // The Sacrifice

Pero bueno.... Peggy Suicide salió un poco después de esa gran revuelta popular que muchos consideran significó el comienzo del fin de la era Thatcher, el movimiento Anti-Poll Tax. No voy a entrar en detalles, pero el gobierno quiso introducir un impuesto que fue considerado muy injusto lo que provocó una seguidilla de manifestaciones populares en las calles que no se veía desde los 60. Me imagino que esto además se fue conjugando con otros movimientos, entonces contraculturales, como eran la escena rave (y sus fiestas ilegales) y los grupos políticos más marginales de siempre. El disco invitado de hoy, alude directamente a este movimiento anti-tributario pero lo encara como una manifestación más de la batalla de la pulsión primigenia en cada ser humano con las fuerzas destructivas y subyugantes de los dioses falsos. O sea, el cuerpo inerte que era el gobierno de Thatcher. En ese sentido tenía razón, ya que si el tiempo y el lugar no hubieran sido los correctos, este movimiento anti-poll tax no habría tenido la fuerza que tuvo. Algo estaba ebulliendo debajo del mar.

El disco es considerado hasta el día de hoy como la vara con la cual hay que medir la producción de Julian Cope. A mi parecer, y junto con Jehovakill que vendría después, destila con la mayor equilibrio y éxito los distintos elementos que cruzan la obra de Cope. La fascinación por la carne y el espíritu y cómo balancearlos por el lado de las letras (Safesurfer se trata de un hombre que trata de engatusar a una mujer para que se acueste con él asegurándole que con él el sexo es "seguro"). Por el lado de la música, está siempre una pierna puesta en la tradición rockera más pantanosa (salvándose a cada vuelta de esquina del cliché, menos mal) y la otra en una tradición más lírica/psicodélica con orientación al cosmos. Es decir, y en la mejor tradición del Krautrock, a fuerza de la insistencia de los beats y los riffs haremos que te liberes desde tu cuerpo. Insistiremos e insistiremos y cuando menos lo pienses te encontrarás en otro estado y percibiendo el mundo a tu alrededor con los sentidos dados vuelta. Entrar en trance se llama.

Copa de Sacrificio // Cup of sacrifice

Ahora, con este disco y los que siguieron, Julian Cope no se van taaan en la volada (aunque si lo haría con Brain Donor después), ya que sigue siendo un disco pop/rock y de los buenos, pero tras las bambalinas de las canciones cualquier ser humano sentiente puede percibir lo que estoy diciendo y sentir la tensión acumulada a veces expresada como rabia y frustración (Pristeen), kino acumulado (East Easy Rider) o sed de venganza (Bill Drummond Said). No me puedo acordar de otro disco (u otro músico) que además exprese esta tensión con un punto de vista tan eróticamente masculino abandonado en el regazo matriarcal de la vida transformada en Vida, tan consciente de cómo el cuerpo nos obliga a pensar y actuar de cierta manera y lo peligroso que es olvidarse de ello. Hay otros discos (y el mejor rock'n roll es eso) que ni te lo hacen preguntar y te arrojan de vuelta al cuerpo, pero este y otros de Cope te da la doble mirada.

Lo otro que me gusta de este disco es que a las personas que se lo he mostrado y que les ha gustado, provoca una reacción bastante desmesurada. De la indiferencia se pasa al consumo desenfrenado rayando en la adicción en conjunto con las 'sustancias' de efectos similares retrotrayéndose incluso a las fuentes más fundamentales de este disco, como puede ser el Krautrock y el soul. Para mí por lo menos, me ha hecho reevaluar la validez de esos solos o temas larguísimos de bandas como Amon Düul II, Guru Guru o los mismos Funkadelic, que de buenas a primeras parecen demasiado monótonos en su repetición. Es poder decir simplemente que hay cosas que hay que decirlas con ese largo aliento, hay cosas que entran más por majadería que por sorpresa. Para la canción de 3 minutos está AC/DC, y una cosa es tan rock como la otra. ¿O no?