16 de diciembre de 2009

Arcade Fire - Funeral (2004)

"Sleeping is giving in,
no matter what the time is.
Sleeping is giving in,
so lift those heavy eyelids."


Floral Arrangement for a Funeral // Arreglo floral para un funeral

Cuando tomaba copete, pasaba por etapas en las cuales me empecinaba en un combinado que consumía hasta que agotaba mi gusto por él. En busca de mi media naranja etílica podría describirme (en los primeros lustros de mi 'carrera') como un monógamo en serie, con terminadas bruscas después de los cuales el quiebre era total, y una levantada de cabeza de reconocimiento era el único gesto de contacto. También podía aceptar que otros tuvieran intimidad con estas antiguas parejas, pero no podía aceptar como podían amar algo que les traía dolores de cabeza a la mañana siguiente.

Esta búsqueda siguió por un tiempo pero llegó un momento en el cual la insistencia de la monogamia serial me inclinó a disipar mi sed en lo primero que me llamara la atención, lo que estuviera disponible y que, en lo posible, tendiera a cero peso, sin que realmente me produjera placer lo que estuviera mojando mis labios en el momento. En la noche todos los gatos son negros, toda micro me sirve. Sí, esas ales prodigiosas de Inglaterra y la infinitud de los vinos del mundo es algo que todo ser humano debiera explorar en algún momento de su vida. Pero hasta que me di cuenta que lo que buscaba no era echarle bencina a mi cuerpo por echarle bencina, no fui capaz de ver que tenía que detenerme a disfrutar lo que estaba frente mío. De saber escuchar lo que cada momento pedía, y no sólo tenerlo de música de fondo.

Fleeing Death // Escapando de la muerte


Chile 2004. Leyendo una entrevista a David Bowie en internet. Le preguntan sobre su música favorita del momento y menciona a Arcade Fire. Funeral. Como siempre, busco el disco recomendado por mi gurú en internet, pero no lo encuentro. Lo encargo a mi cuñada quien viaja a Nueva York. Me lo trae, lo recibo en su casa, pero en el viaje de vuelta a la mía lo pierdo. Qué estúpido. Tres semanas después lo encuentro debajo del asiento en un lugar que no miré del copiloto del auto de mi madre. Lo recojo, lo miro y lo pongo en la radio. Comienzo el viaje de vuelta o de ida, no lo sé. Primera canción, segundo verso. Detengo el auto, termino de escuchar la canción. Lo saco de la radio y lo guardo para escucharlo en mi flamante equipo hi fi y así poder recordar esa mágica primera escuchada del disco completo en otras circunstancias. Qué error, siempre recordaré el momento en que detuve el auto para darle el respeto necesario.

Arcade Fire Funeral Inner Label

En el camino de la pasión por la música, hay muchos momentos en los cuales empiezas a tener la sensación de que caminas en círculos o que los parajes parecen ser muy similares entre sí. Te empiezas a sentir intranquilo y hastiado, no sabes como desandar el camino ni como seguir adelante. ¿Has perdido el rumbo o has perdido la capacidad de ver las entradas y salidas? ¿Has perdido la energía en tus piernas, has desconectado tu corazón de tu cabeza? ¿Has entrado en un trance de sopor y aburrimiento? ¿Sigues andando sin saber qué es lo que te hace mover? No lo sabes, hasta que alguien, algo, te da una señal que estás listo para notarla.


A window through time // Una ventana en el tiempo

E
ste disco fue eso, una señal de que mi corazón seguía conectado a mi cabeza, el momento de claridad en el cual dejé de beber música por beber música. Para ser uno que refiere en gran parte a la muerte de familiares de los integrantes de la banda, es una celebración arrojada a la vida, a las personas amadas, al goce de tocar y escuchar música. La instrumentación es variada, la interpretación está al borde del llanto y la risa; el foco va desde la emoción individual a la experiencia comunitaria, en un mundo poblado de extrañas maneras de acercamiento al otro. Es un disco al cual puedes aproximarte desde una posición depresiva o una posición eufórica, pero lo que ves es algo muy parecido: un ente vital y brillante. Muchas bandas habrían intentar seguir los parámetros del disco, pero fallarían en lo más importante (Coldplay incluidos): el alma tras el ropaje y el artificio.

La edición en vinilo la compré en Nottingham, Inglaterra, tierra de Robin Hood y sus secuaces, en uno de los momentos más sombríos de mi vida, alejado de mi vida y la tierra bajo mis pies. Es una ciudad pequeña, con un centro hermoso alimentado de tranvías rodeado de barrios grises e industriales y más allá una naturaleza dominada, salpicada de núcleos verdes salvajes. Si estás en el estado de conciencia apropiado, puedes ver de reojo a la banda de ladrones honorables escondiéndose de las sucesivas oleadas de seres humanos que han sometido al bosque de Sherwood a sus voluntades, faltándole el respeto y quitándole el amor a los fantasmas que lo pueblan. Son los mismos fantasmas que nos invaden desde dentro, son los mismos fantasmas que animan este disco, son los mismos fantasmas que esperan por tí.

Por favor échenle una mirada a los videos en el blog, vale la pena:








9 de diciembre de 2009

DE GUAU A GUÁCALA (Y VICEVERSA) VOL. 1: Dexys Midnight Runners - Looking for the Young Soul Rebels (1980)

"Shut it, you don't understand it 
Shut it, that's not the way I planned it
Shut your fucking mouth 'til you know the truth." 

Yummy Dexys // Dexys Sabroso

Todos tenemos la experiencia de desilusión con una banda o solista. Después de escuchar y vivir con un disco que no salía de nuestra casetera, tornamesa o cd player, salimos ansiosos a conseguir el siguiente paso en el camino del (re)descubrimiento y nos encontramos con que ya no nos llena de la misma manera, nos pasa por el lado como si nada, nos impresiona por lo malo, o simplemente nos produce esa reacción de asco. Guácala. Con esta entrada quiero inaugurar una serie dedicada a abordar estos momentos de repulsión, indiferencia y frustración. Aquí quiero ser lo más amplio posible: entrarán en el saco lo que ya acabo de describir, pero también discos que marcan un punto alto en la discografía (generalmente los primeros) que sólo decae desde ese momento, o al revés, discos que salen casi de la nada y te hacen repensar por un momento el valor de esa banda (pero no por mucho). En el futuro también haré mención de canciones en discos que no me gustaban y ahora me gustan... y viceversa.

Regla No.1: es necesario que se produzca el vaivén entre el guau y el guácala, que la inconsistencia sea el tenor de la trayectoria de una banda.

Regla No.2: Siempre tener en cuenta que esta categorización es absolutamente subjetiva, cultural e ignorante.

Regla No.3: Para que se produzca la inclusión de un disco en esta serie, la banda debe tener por lo menos tres discos en su discografía. Es el número mínimo para saber si existe el vaivén (como en ese juego matemático, donde para asegurarte de tener 2 bolas del mismo color en un recipiente con bolas de dos colores, debes sacar 3).

Apéndice I: En el caso del último caso que menciono en el primer párrafo, serán canciones que realmente me disgustaban o me avergonzaban y ahora me gustan... y viceversa.

El disco que inaugura esta serie está hecho por una banda que muchos dirían todo lo contrario a lo que sostengo aquí. Ellos dirían que Dexys Midnight Runners, como banda que se caracterizó como muy experimental y arriesgado con su propio sonido, usando siempre el northern soul como base, es inherentemente inconsistente. Pero músicos que han hecho lo mismo en su carrera y logrado una gran consistencia existen muchos, entre ellos David Bowie, Brian Eno, Tom Waits, Scott Walker, Julian Cope, The The, etc. Así que no podemos ocupar ese argumento en ninguna parte. Un experimento es exitoso o no exitoso, te mueve el esqueleto o no te mueve el esqueleto, te emociona o te produce vergüenza ajena, te calienta o no te calienta (o te pone tibio a ratos). Elijan la variación que quieran el fundamento es el mismo.

Algunos que han seguido más de cerca este blog a lo mejor podrían llamarme la atención en cuanto lo que escribo en esta entrada contradice lo que argumenté con Tricky en Nearly God. Puedo entender que en el arco completo de la obra de un músico se puede ex post realizar un trazo con sentido si es que esa es la forma de actuar del personaje en cuestión. En el caso de Tricky me dí cuenta de ello luego del concierto que asistí en Chile, donde desarrolló una micro y macro improvisación. No se puede decir lo mismo de una banda como Dexys Midnight Runners, que tenía un ethos bien riguroso y austero, viendo cada disco como la realización de una visión particular y momentánea del líder, compositor y vocalista, Kevin Rowlands. Su puño de hierro se extendía hasta la prohibición del consumo de drogas en la banda y una exigencia de puesta a punto física para las demandas de las presentaciones en vivo. ¿Inspirado en el régimen de multas de James Brown? Vaya a saber uno.

Disgustin Dexys // Dexys Asqueroso

A Dexys Midnight Runners (de Birmingham, al igual que Black Sabbath) probablemente los conocen por ese ubícuo éxito radial conocido como Come On Eileen y que reconozco le tengo cariño, aunque me tiene levemente chato y me cuesta escucharlo. Ese tema está incluido en un disco posterior al invitado de hoy, que se llama Too-Rye-Ay (1982) y que adquirí antes que este, por traer la canción recién mencionada. Derechamente, es bien fome, aún cuando la idea es interesante en el papel, al tratar de amalgamar el soul con la música celta irlandesa... intentos exitosos han habido antes y después, sino pregúntenle a Van Morrison. Creo que no funciona porque no logra congeniar lo que es externo al corazón de la banda (la influencia irlandesa) con lo que es el corazón de la banda: el soul más económico, lanzado y excitante, inscrito en los salones de baile de clase obrera del norte de Inglaterra, ese soul que escuchaban los Mods en los sesenta. Y ese corazón se encuentra bombeando a raudales en su primer LP, Searching for the Young Soul Rebels.

Una advertencia: la voz de Kevin Rowlands se ama o no se ama. Es una mezcla entre el Gallo Claudio y Sam Cooke... y de alguna manera funciona muy bien. Creo que es porque, a la luz de la revolución cultural y mental que significó el punk, no se esperaba que los vocalistas tuvieran voces que técnicamente fueran perfectas, o que parecieran perfectas. Ojalá que fueran todo lo contrario, ya que en esa perfección arriesgarían perder su autenticidad, tan importante en momentos de inflexión cultural y cristalización de nuevos cánones, con nuevas reglas. Eres o no eres parte del grupo. Kevin Rowland por lo tanto, al cantar en una voz que resulta extraña a los oídos, gana en autenticidad y en sentimiento. Lo convierte en uno más del público, que se entrega a la fantasía de que son ellos los protagonistas, es sólo que le entregan en concesión la batuta a esos tipos sobre el escenario ya que de alguna u ¿Y qué más importante que ello para el soul?

Dexys Midnight Runners, Looking for the Young Soul Rebels Inner Label

El disco tiene uno de los mejores comienzos de la historia, a mi manera de ver las cosas. Comienza con el sonido de una radio a volúmen baja donde alguien va cambiando el dial a distintas radios y da cuenta del estado social y musical de finales de los 70 (noticias, un snippet de los Sex Pistols, otro de Deep Purple y finalmente de The Specials) pero repentinamente viene una pequeña conversación entre la banda y fuerte "Burn it down!" (quémalo!) y entra con bríos la sección de bronces de la banda. Bam! Toma 70s, tú hora pasó, ahora viene la venganza de los rebeldes del soul, la nueva generación que pondrá las cosas en su lugar, que devolverá la elegancia a las clases obreras (como había sido con todas las tribus urbanas anteriores). De ahí no para el disco, a veces con menos revoluciones y medio melosos, pero siempre con una sensación de intranquilidad que es propia de la incertidumbre de la época, con el giro que le traería Thatcher al país (para bien o para mal). Igual que The Specials, igual que The Beat. Hay una rabia apenas contenida, una sentimentalidad a flor de piel, y un orgullo de estar bien parado sobre las propias raíces y con la mirada puesta en el interlocutor, no en el ombligo de nuestros pantanos mentales. Hey, tú, mira quién eres, mira quién puedes ser y házlo, toma tu destino en tus propias manos.


Un videíto para los regalones. Ya vendrá pronto otra entrada en la serie. Alguna sugerencia?

30 de noviembre de 2009

Young Marble Giants - Testcard (7" EP) (1981)

Young Marble Testcard

Espacio, espacio, espacio. Esas son las 3 E que todo aspirante a la inmortalidad musical debe entender desde un principio, sea el extremo que sea: el atiborramiento sensorial de una pieza industrial de Killing Joke, el electro-pop grandilocuente de The Associates, hasta los 4’33” de John Cage. Son los silencios, las graduaciones de volumen de los distintos sonidos y los valores de producción y masterización en el caso de la música grabada, las que le dan la identidad a las piezas musicales, más aún si se trata de una presentación en vivo o una grabación en estéreo bien hecha.

Las famosas Loudness Wars que ya he mencionado, han hecho un daño tremendo a la experiencia auditiva contemporánea, fatigando y estandarizando la innumerable variedad que puede existir en la composición y la producción de un LP o una canción. Todo está arriba al mismo volúmen. En cierto sentido es la vuelta a las grabaciones mono (no tengo nada en contra de ellas, de hecho los primeros discos de los Beatles son más entretenidos en mono), excepto que en vez de perder lateralidad, pierden profundidad. Como si tomáramos al David de Miguel Ángel y lo pusiéramos bajo una aplanadora hasta que quedara plana como un papel. Y lo colgáramos orgullosos en nuestra pared porque ahora cabe en nuestra habitación. Patético. Por favor dejen el impacto de una pieza musical en su capacidad de mover la perilla del volúmen.

Colour Coded Paz // Paz Cromoficada

Si bien en los últimos 20 años el trazado evolutivo de la música popular anglo, y en menor medida en español (donde predomina la tradición romántica) se ha diversificado tanto hasta el punto de que el tronco primigenio del blues ha sido enlazado con otros troncos como la clásica, la electrónica, las músicas folclóricas, etc, siendo crecientemente simbióticos, todo es posible y nada sopla al olvido permanente a nada más. Hace algunas décadas era muy distinto, existía la posibilidad de establecer un punto de inflexión y de contraste con el medio circundantes. Cuando estalló la movida punk en Londres, y fue diseminada por la isla a través de lo numerosos sellos independientes que brotaron de esta (sin duda la mayor revolución que produjo el fenómeno), esta no llegó al mismo tiempo, ni produjo las mismas reacciones en cada lugar.

En un lugar como Cardiff, capital de Gales alejado del centro neurálgico y considerado por gran parte de la isla británica como un lugar lejano, campechano, parte de la trastienda de la isla, e inmerso en una cultura que ha sido dominada sin contrapeso por los ingleses por más de 5 siglos, emerge un sello independiente llamado Z Block Records, fundamental para que Young Marble Giants pudiera decir, “Hey, sí, no porque seamos galeses y “poco sofisticados” no podemos tomar nuestras armas y unirnos a esta nueva cruzada... pero a nuestra manera”. En consciente contradicción al sonido uniformemente saturado, acelerado y agresivo de las bandas punk de Inglaterra, los YMG, un trío integrado por dos hermanos (guitarra, bajo y máquina de ritmos) y la novia de uno de estos en la voz, deciden apegarse a una precariedad de recursos, donde el bajo es el instrumento melódico, la guitarra un afilado cuchillo a media luz y la voz es la pregonera de la hora subida en una carroza. No son los únicos que desarrollarían un sonido o ethos similar, pero en mi experiencia son los únicos que suenan suspendidos en el tiempo y por lo tanto eternos: los escuchas y no puedes encajarlos exactamente en una época. Algo parecido pensaba Kurt Cobain, probablemente el fan más famoso de la banda galesa.

Young Marble Testcard II

A primera escucha YMG son bien opacos, hasta medio fomes. Me imagino que en esta apreciación no ayuda el que los escuchemos a la distancia sin el momento histórico de novedad del sonido (por lo menos en el ámbito de la música pop/rock de sellos independientes de la época). Pero esta misma distancia es la que permite que podamos lentamente apreciar las delicias que esconde su obra que, digámoslo, no es para escucharlo en el auto excepto cuando está lloviendo, oscuro y te desconectas del taco a tu alrededor. Es la música justamente hipnótica que te lleva ese lugar zen del cual escapaste cuando tenías 15 años y querías salir a bailar y tirar. Es música para esos días de la semana en que te levantas una hora antes de tu horario habitual y no sabes que hacer con tu tiempo porque no puedes volver a dormir y el sonido de tu despertador es más aterrador cuando sabes que viene y sabes el momento exacto en que vendrá.

Colour Coded Paz II // Paz Cromoficada II

En cierta manera, Testcard es un EP que alude de lleno a estos momentos. Editado luego del éxito inesperado de su debut y único LP, Colossal Youth (1980) que perfectamente podría haber sido el motivo de esta entrada, pero decidí que este EP es más interesante y particular a la idiosincrasia del núcleo original de la banda, los hermanos Moxham. Testcard refiera a esos dibujos geométricos de colores que se ocupan para calibrar los colores de una pantalla o cámara de televisión y que, en tiempos inmemoriales (para quienes tienen menos de 25 años) eran usados como imágen estática en los canales cuando prendías tu televisor y no estaban transmitiendo, generalmente además con un constante, agudo e hipnótico sonido de pito. Sin la voz de Alison Statton, se permiten jugar un poco más con las líneas melódicas instrumentales, aunque sin exagerar. Los temas, todos instrumentales, recuerdan a esos temas de los programas infantiles de los 80, o a los programas científicos tipo Mundo al Instante, sazonado con un poco de música de carnaval. Bien inocente y nostálgico, y funciona perfecto como música a deshoras de la vigilia. El soundtrack adecuado a nuestras alucinaciones hipnogógicas e hipnocámpicas.

Nuevamente este EP es de esos vinilos que jamás esperaba encontrar y, francamente, se me había olvidado que existía (tanto de la historia de estos galeses no conocía). Estaba revisando floja y saltadamente una larga serie de 7" y perfectamente podría habérmelo perdido pero el destino me llevo a divisarlo. El nombre Young Marble Giants es muy difícil de obviar, supongo. Tenía el Colossal Youth ya en mi poder y conocía los temas por unos mp3 que había bajado unos años antes. Claro que no se ven tan bonitos como la portada de este EP. He dicho.

Young Marble Giants Testcard EP Inner Label

Unos temas del disco más otro de Colossal Youth. Si les gusta les recomiendo que busquen a Marine Girls también, con un sonido similar (de ahí saldría Tracey Thorn de Everything but the Girl).





22 de noviembre de 2009

Paul Weller - Stanley Road (1995)

"And I'm cutting down the wood
for the good of everyone!"

Cosiendo con Weller // Sewing with Weller

Corría el año 2004 y, como en muchos otros puntos de mi vida, me encontraba un poco perdido (ahora es más fácil y empoderador definirme como 'buscador', siempre inquieto, siempre husmeando). Como tantos otros chilenos tenía un trabajo que detestaba, sin horizontes entusiasmadores, y lo único que quería era darle un giro a mi vida que me diera la energía suficiente para seguir adelante en el próximo paso. En parte porque no tenía nada que perder mandé postulaciones a distintas universidades en el Reino Unido y por esas vueltas de la vida, sin muchas esperanzas previas, quedé en todas las que había postulado. Todavía me quedaban unos 6 meses antes de tener que irme. Con fuerzas renovadas decidimos casarnos con mi novia, ir cerrando el capítulo del trabajo en cuestión y, casi por casualidad, nos metimos a yoga con la amiga de una amiga para ejercitar "los rodillos". Carmen se llamaba ella y era una inglesa con el corazón enorme (se ofreció para ser nuestra testigo cuando fuimos a pedirle permiso al cura para casarnos). Ella fue quien un día en su casa nos mostró este disco y se convirtió en el soundtrack del proceso de llegar a casarnos con mi esposa y los primeros meses ya casados, en una vorágine apurada y deliciosa.

La primera vez que escuché a Paul Weller, en realidad mirar y escuchar, fue en el depto de una de mis cuñadas viendo un DVD del show de Jools Holland, precisamente de una canción de este disco, Woodcutter's Son. Con su pinta impecable de chaqueta corta, unos pantalones de corte angulado y un peinado mod con chasca; un sonido guitarrero clásico con harto oomph, clase y buen gusto, Weller era el epítome de la elegancia rockera, un verdadero estadista de primera clase, un embajador legendario en la ONU de la música popular. Ah, y además tiene una de las voces soul blancas más seductoras de la historia, sin mayor aspavientos, directo al callo y honesta, como misil cargado de testosterona dirigido a tu corazón. Con mi novia (esposa) queríamos escuchar más del oriundo de Woking. Por esas vueltas de la vida, luego de vivir un año en Brighton, llegamos a vivir a Woking. Habiendo ya comprado gran parte de la discografía de Weller en CD, nos emocionó de sobremanera saber que nuestra conexión con él tomaba un cariz distinto, aún cuando la ciudad es irreconocible en comparación a los años 60 cuando crecía nuestro invitado de hoy.

Todo análogo // All analog

Vivimos a dos cuadras de la calle que le da nombre a este disco, Stanley Road y, como puede resultar obvio, refiere a la calle donde se erigía su casa de infancia, de la cual no queda nada. En vez de la corrida de casas típicas de la época de postguerra, se erigen un edificio de departamentos baratos en un lado y un enorme edificio de oficinas (llamado Dukes Court) al otro. Si bien le guardamos un cariño especial a la ciudad en nuestros recuerdos, no podemos sino estar de acuerdo con Paul cuando dice en entrevistas que le da pena ver cómo han destruido el centro de la ciudad. Es cierto que los lugares están cargados de recuerdos que acarrean emociones y por mucho que cambien en el mundo físico, para nosotros siempre serán esa calle donde Don Pepe vende pan en la vereda del frente. Si bien no vivimos en el tiempo en el cual Weller crecía en esta calle, algo nos podemos imaginar al escuchar este disco, algo pescamos de la vitalidad que pulsa en él a través de su guitarra y voz.

El disco fue la señal más clara de que Paul Weller había vuelto a sus raíces más rockeras (aunque su disco anterior, homónimo, es igual de bueno que este) luego de un período con la incomprendida banda neo-soul The Style Council. El disco se vendió como pan caliente, con You Do Something To Me de single, en parte porque tanto Oasis y Blur (las dos bandas puntales de esos años en Inglaterra) proclamaban a Weller y su banda The Jam grandes influencias. Creo que además de una reapreciación de su obra por músicos más jóvenes no deja de ayudar que este es un disco con muy buenas canciones, sin puntos bajos y un sonido clásico que no ha envejecido un ápice. Mención aparte merece su cover de la canción pantanosa de Dr. John, Walk On Gilded Splinters y que me llevó a conocer el primer disco de este chamán vudú de Nueva Orleans (para otro día una entrada de este disco único).

Stanley Road Inner Label

Stanley Road tuvo el efecto benéfico de consolidar a Weller como un mito en vida, un ícono inglés con raíces profundas en la tradición, una parte importante del paisaje, del cual se espera que saque discos que, aunque con estándares de calidad disímiles, nunca baja de ser un disco bueno. Lo interesante es que cada persona con la cual hablo de Weller tiene un disco favorito distinto, de hecho para mí por mucho que amo este disco mi favorito es el último, 22 Dreams, un disco doble de peso, con el rango temático y conceptual más amplio de la carrera de Weller, aún cuando no es el más redondo. Siempre me han gustado los discos dobles o triples si es que contienen una colección de canciones notables, aún cuando no cuajen enteramente como LPs. Discos como el Álbum Blanco de los Beatles, el London Calling y Sandinista! de los Clash, Blonde on Blonde de Dylan, Marjory Razorblade de Kevin Coyne, etc. En cambio hay discos que son re consistentes como producto global pero que me terminan aburriendo un poco o mucho, como Exile in Main Street (sí, lo siento) de los Rolling Stones, The Wall de Pink Floyd o The Fragile de NIN. Escojan ustedes, seguro que tienen sus propios culpables.

El disco en vinilo lo vimos en vivo y en directo por primera vez en el museo de arte de la ciudad, el Lightbox que tiene una colección permanente de la historia de Woking y en la sección de músicos famosos mencionan a nuestro amigo Paul y como muestra tenían una copia en vinilo de este disco, cuya carátula fue hecha por Peter Blake (el mismo de Sgt. Pepper's). Recién ahí pude palpar el impacto real que tuvo el disco en el imaginario popular, aunque la bella portada sin duda que lo hace un objeto de arte en sí. En algún momento pensé en romper el vidrio y robármelo, pero mi adicción no ha llegado a tales extremos; tuve que conformarme con comprarlo por Ebay como regalo adelantado de cumpleaños, pero como ese cuento es tan fome, digamos entonces que sí me lo robé y soy un fugitivo de la ley: después de todo ¿quién no ha robado siquiera una barra de chocolates en el supermercado? Eso sí, jamás pensaría en comerme un disco de vinilo. Aún.










9 de noviembre de 2009

Orchestral Manœuvres in the Dark (OMD) - Organisation (1980)

"And all the order in our lives
Left some time ago
Along the way
We are the ones who never cry
Like we don't care
Today"

Organised Rain

¿Se puede hacer música soul con máquinas? En estos tiempos en los cuales prácticamente no se puede sino hacer música soul y R&B con máquinas electrónicas, a cargo de productores estrella (eso no ha cambiado mucho en todo caso, pensar no más en la producción en serie de Motown), siendo los que usan instrumentos tradicionales antiguos baluartes como Al Green o músicos contemporáneos con un manifiesto retro. Aunque podríamos pensar que la guitarra eléctrica es en sí un instrumento electrónico y no simplemente una guitarra acústica amplificada (pregúntenle a Pete Townshend sobre el uso del feedback y a todas las bandas post-punk, post-rock, etc), para efectos del argumento que quiero llevar a cabo aquí, no la consideraremos como tal.

La pregunta que inaugura esta entrada, era una pregunta que se hacían muchos jovenzuelos que, con la llegada del punk, se convencieron que no se necesitaba virtuosismo instrumental para hacer música vital y original. Para muchos de estos aludidos, a finales de los 70 el futuro estaba marcado no por la utilización de vejestorios como la guitarra y el bajo eléctrico, sino que por un instrumento que podía reemplazar a la banda entera y que por fin estaba económicamente al alcance de muchos. Estamos hablando del sintetizador (modelos como los Jupiter 4 y TR-808 de Roland; DX7 de Yamaha, o la larga lista del Sr. Moog) y su prima cercana la máquina de ritmos (drum machine). Algunos ilusos llegarían a pronosticar a principios de los 80 que hacia el final de la década la música de guitarras desaparecería del planeta. El mismo argumento utilizaron los cazatalentos de DECCA a principios de los 60 para no darles un contrato a los Beatles, por lo que sabemos que es un argumento que nunca dejará de estar equivocado, varias muertes le han pronosticado y varias resurreciones lleva el formato clásico de guitarras, bajo y batería.

The Weight of Technology // El peso de la tecnología

Olvidándonos por el momento de los vaticinios equivocados propios del entusiasmo desmedido, el ethos de muchas de estas bandas technopoperas de la época era una creencia firme en la necesidad histórica de inaugurar un futuro musical basado en sintetizadores (tanto como democratización de la creatividad, donde más que la artesanía del autor, fuera la idea la primordial, vieja idea trazable al urinario de Duchamp) como también en la esperanza que las máquinas traerían una libertad impensada. Nada de nuevo hay en esta visión de las cosas, pensemos solamente en el manifiesto Futurista a principios del siglo XX y sus derivaciones. Sin embargo, a diferencia de lo que llegarían a hacer los Futuristas (¿han leído algunas de las inverosímiles recetas de cocina de Marinetti?), la mayoría de las bandas del género basarían su esperanza en una nostalgia de un pasado inocente que nunca fue, como es la propuesta europeísta de Kraftwerk. Es una conciencia de que si bien existe la posibilidad de un futuro mejor, las lecciones de la historia nos enseñan que el único grano de arena que podremos atesorar más adelante es esa esperanza misma; una esperanza teñida de frustración.

Organisation comienza con una canción así, además de ser la más conocida del disco. Enola Gay trata sobre el avión del mismo nombre que tiró la bomba atómica sobre Hiroshima ese fatídico día de Agosto de 1945, como si en los gritos y el estallido la humanidad hubiera perdido la capacidad de romper el silencio (algo parecido a lo que hizo Alain Resnais con su clásico film Hiroshima Mon Amour). La canción llora por el escenario alternativo donde el avión se hubiera quedado en el hangar y no tuviéramos que lamentar las atrocidades que le siguieron. Creo que este tenor de la canción muestra con claridad las cualidades que hacen que OMD sean una banda tan especial dentro del género de la época: aún cuando tienen una fascinación y fe ciega en la tecnología (p.ej. la canción Genetic Engineering del disco posterior, Dazzle Ships, no es crítica sino que celebratoria de los cambios que traería la ingeniería genética... bien fascista en cierto sentido la canción, probablemente hecha con inocencia), hay cierta liricidad, romanticismo y melancolía en su música y letras que le dan un pathos particular que no tienen otras bandas, que se quedan más que nada en la postura japi japi medio sadomasoquista, o en una visión muy muy pesismista. Creo que tiene que ver con una mirada bien inglesa que busca con entusiasmo el explorar el mundo pero con cierto escepticismo frente al éxito. Lamentablemente la banda perdería esta particularidad a partir de Junk Culture (1986), volviéndose bien comerciales, razón por la cual creo que es una banda subvalorada actualmente, por lo menos en Chile aparte de Enola Gay que se puede escuchar y bailar en algunas fiestas 'indie' (puaj).

OMD Organisation Inner Label

El disco, como tantos otros, lo encontré en una tienda de caridad en Inglaterra, y lo compré casi de reojo, ya que contenía la canción mencionada... la tapa era hermosa, hecha por el ubícuo Peter Saville, con una foto del paisaje del norte de Inglaterra, en una mañana húmeda de otoño, sin personas, como si el pasado y el futuro que sería de las máquinas fueran exactamente lo mismo, como si nosotros los humanos fuéramos solamente un accidente de la historia. Pero al escucharlo notas una industriosidad frente a la pérdida (de vidas, del amor, de sueños, etc.) que si bien muy triste, además es un aliciente para, en primer lugar, seguir escuchándolo, y en segundo, para llevarlo contigo a esa habitación con las ventanas abiertas que son nuestras vidas. Bueno, por lo menos según el disco están abiertas, sólo tienes que verlas. Para cerrarlas hay otros discos, otros momentos y otros susurros en tu mente.

Les recuerdo que aparte del blog está disponible mi podcast Papas Fritas del cual publiqué el primer capítulo hace unos días atrás. Se ruega dejar comentarios y críticas.

Esta es la dirección del podcast:





8 de noviembre de 2009

La familia Numbre crece...

Luego de las solicitudes de muchos de mis lectores (bueno, en realidad uno...) decidí aumentar los miembros de la familia Numbre y agregar un podcast que, para no repetir lo que escribo en cada entrada, tomará algunos de los temas que toco en ellas y tomarán su propio rumbo. Dudo que cada podcast tenga un formato igual al anterior o el siguiente, sino que trataré de darle algún orden a las divagaciones que me surjan. Esto puede ser a través de entrevistas, trivia, lectura, pero siempre con selecciones musicales, que pueden ser del disco en cuestión o que se relacionan con este. Por el momento mi idea es ponerme al día con los títulos que ya han sido abordados, no necesariamente en el orden que tienen. Fin del comunicado, ahora escuchen el podcast inicial.

Aquí está el embedded player:







Para los que no pueden cargarlo la siguiente es la dirección:

http://srviernes.podOmatic.com

2 de noviembre de 2009

Dukes of Stratosphear - 25 O'Clock (1985) 12" EP

"When the straight plastic bowler men
grab your soul and pull
you down down down
call my name on your dream telephone
catch a saucer and I'll be around
blow 'em out of town
my love explodes"

We must leave the Mother Pod...

En el campo de la antropología existe una distinción básica entre la 'imitación' y la 'apropiación'. La primera es la actividad descerebrada de seguir los cánones de otra sociedad, cultura, moda, estilo, etc; la segunda es fruto de un proceso más elaborado y consciente, donde las influencias externas son transformadas e incorporadas a la cultura o visíón de mundo propias, como un fenómeno nuevo que en vez de reemplazar algún aspecto de esta visión, enriquece y expande. En la historia de la música popular ejemplos brillantes de lo último son bandas como Talking Heads con influencias de música africana en discos como Fear of Music (1979) y Remain in Light (1980); The Mekons con su originalísima fusión del punk con el country (en serio), que luego seguirían otras bandas en los 90 y 00 en el denominado género Americana. Ambas bandas logran, en un afán de abrir nuevos caminos para el medio en el cual desarrollan su visión artística, una apropiación original que revitaliza y reenergiza al resto de la escena musical en mayor o menor medida.

Pero también existe otro camino y el más común, a lo mejor menos 'original' pero que potencialmente es igual de entretenido e intrigante, aunque también el que propicia un mayor porcentaje de bodrios. Este camino es la revisión y explotación de movimientos, artistas, géneros que se encuentran en el pasado, como una manera de alcanzar cierta autenticidad (como Eric Clapton con el blues por ejemplo), simple nostalgia por el pasado (girl groups actuales como The Pippets) o un reconocimiento a la inmortalidad de 'clasicismos' como el soul, el rock mod (Paul Weller), etc. Dentro de este camino existe otra bifurcación más pequeña que son los discos homenaje que gruesamente se dividen en 2: los discos donde otros artistas versionan canciones de un género o artista y los discos que toman el 'espíritu' o los códigos de una escena musical o artistas. Este disco, que es simplemente otro disco de esa gran banda de Swindon, XTC, bajo el seudónimo de los Dukes of Stratosphear (Dukes de la Estratósfera, pero haciendo un juego de palabras con Fear, miedo, al final), se enmarca dentro de esta última división del género.

The Dukes of Stratosphear's 25 O'Clock Inner Label

Al tomar los modismos de sus bandas favoritas de la segunda mitad de los sesenta, con un espírtitu entre garage y psicodélico (más tirado para lo segundo), bandas como The Beatles, The Kinks, Pink Floyd (época Syd Barrett), The Small Faces, logran crear un sonido que si bien claramente referente a esa época es actualizado a los 80 y filtrado por la complejidad melódica que habían alcanzado y habrían de alcanzar en discos preciosistas como Skylarking (1986) y Oranges and Lemons (1989). Es más, sin este disco me atrevería a decir que no habrían podido realizar tan perfectamente los discos mencionados, al punto que como talla interna en los liner notes de Skylarking agradecen a los Dukes of Stratosphear por prestarles las guitarras. Plop. El disco es un claro ejemplo de lo que mencioné en una entrada anterior, acerca de la validez de la liviandad y puerilidad. Con este disco no salen a declarar nada más que un amor de larga data e influencia por estas bandas fundamentales en el desarrollo de la historia de la música popular y de sus propias visiones artísticas. Creo que los mejores discos de esta índole se pierden, en el mejor sentido, en el goce de simplemente hacer las canciones sin mayor consideración por la originalidad o la influencia posterior.

En el caso de este disco se puede hablar de un gesto que en la época resultó ser original pero que es más bien una rama muerta dentro del 'desarrollo' de la música popular anglosajona. Otro disco que me resulta parecido es el primer disco de los Traveling Wilburys, ese súpergrupo compuesto por Gearge Harrison, Roy Orbison, Bob Dylan, Tom Petty y Jeff Lynn, excepto que en vez de apropiarse de la obra de otros artistas se reciclan a sí mismos y logran un disco, si bien menor, muy entretenido y capaz de resistir escuchas recurrentes. ¿Qué más se puede pedir? Cada vez creo menos en los discos que te 'cambian la vida', me parece que esos discos importantes en tu vida lo que hacen es señalarte otro camino, amplían tu espectro musical y vital, pero son más bien acompañantes de un proceso de cambio que es interno, propio e independiente. Quizás es mejor hablar de una sincronía fortuita y sin destino.

25 O'Clock Temple

La primera escuchada fue a principios de los 2000 después que, finalmente, hice bolsa una copia de Pet Sounds (1966) de los Beach Boys. Usando el ubícuo Audiogalaxy, digno sucesor de Napster, busqué música actual que el público encontrara parecido a los Beach Boys de Pet Sounds. Aparte de una canción que es una bien patente referencia musical a los pseudo surferos, ésta era música de otra índole, pero intrigante al mismo tiempo y, en mi ignorancia absoluta, de cierta originalidad encapsulada extemporáneamente. Este EP a mediados de los ochenta fue recopilado junto al LP posterior (Psonic Psunspot, 1987) en un mismo CD llamado Chips from the Chocolate Fireball (1987) y que permaneció descontinuado hasta este año, por lo tanto cero culpa en descargarlo. Ja, como si alguien la sintiera en realidad, es más fuerte la desesperación por la dosis que calme el delirium tremens.

El vinilo en sí lo encontré, como tantos otros, entre cajas y estantes en Snoopers Paradise en Brighton. En todos mis años en el Reino Unido, esta es la única copia que encontré en mis cazas, raro ya que es un disco que se vendió respetablamente cuando salió por primera vez. La única explicación que se me ocurre es que una gran mayoría de las personas que lo compró en la época lo sigue atesorando en algún lugar de su hogar u ático, aunque sea porque la carátula les resulta suficientemente colorida para decidirse a enmarcarla en algún momento del futuro no tan lejano. Algo parecido me sucedió con el LP Psonic Psunspot el cual encontré con gran alegría en el Marché aux Puces de Bruselas y que el vendedor me lo recomendaba como "Psychedelic! 80s psychedlic! Very Good! Psychedelic!" y luego de vendérmelo sus manos se tornaron en arcoiris de madre perla con olor a crema pastelera, al mirarlo a los ojos, ví que eran como bolas de espejo de discomeccas del siglo XXXIV, su boca un semáforo de luces prendidas púrpura pupal, en clave morse insistía en mi oído, "relaxafloat downscream, wakey wakey doctor rubor you're the mole from the ministry, go seed emily plain!!" y luego le crecieron alas de ángeles nubilosos indochinorcos descendiendo en cámara de fotograbismos lentos, lamiendo mi cara a dos lenguas de perro labrador rojo con pintas doradas. O algo así.

Vean los videos!





24 de octubre de 2009

Harry Nilsson - Nilsson Schmilsson (1972)

"You can climb a mountain
you can swim the sea
you can jump into the fire
but you'll never be free"

Pink and Schmilsson

Hay varias maneras de abordar un disco pop al momento de realizarlo. La manera más común, y dominadora de los rankings desde la era de la pianola y hasta el fin de los tiempos, es la destilación meticulosa, alevosa y codiciosa de los cánones líricos y melódicos de la música popular de cada época y que, por supuesto, puede ser resucitada una y otra vez a medida que cada oleada vaya perdiendo su novedad. Piensen en gran parte del R&B gringo de hoy. Una segunda manera es, como los Beatles en su primer momento, muy parecida a la anterior, excepto que en el sonido que sigue una tradición, la banda o el músico inyecta una dosis tan alta de identidad propia, que el radioescucha se contagia del viaje lisérgico propuesto y grita, aúlla, alcanza un orgasmo, para terminar integrándose con el cosmos que es el fanatismo por sus ídolos. ¿Acaso no han visto a los igualitos a Morrisey caminando por las calles de Santiago?

También están, como dice Feste en Noche de Reyes de Shakespeare, aquellos que "have greatness thrust upon them", como si por accidente y sin buscarlo alguna banda es raptada de los claustros de la experimentación y expuestos a la luz de los escenarios, como pasó con los OMD a principios de los 80, o los mismos Kraftwerk que apadrinaron a los primeros. Finalmente, está el 'pasar liebre por gato' (como dicen los arquitectos), donde la novedad u originalidad de un sonido, una voz, un ritmo, enmascara la sutileza y complejidad de una pieza musical, o la temática subversiva, peligrosa del contenido. Ya he mencionado a las Shangri-Las dentro de este grupo, pero vale la pena recordar Relax de Frankie Goes to Hollywood sobre el sexo gay S&M (con video que sugiere una "lluvia dorada" incluido), o Walk on the Wild Side de Lou Reed que, entre otras cosas, menciona cómo un travesti da 'conferencia de prensa'. También hay que mencionar a los ubícuos ABBA que tras el brillo de sus peinados de alta peluquería, barbas escandinavas, melodías pegajosas y voces dulces, esconden un sonido y manera de grabar particular que han tratado de reproducir miles de artistas sin mayor éxito.

Nilsson Schmilsson Inner Label

Harry Nilsson, a quien podemos incorporar dentro del último grupo, es un gringo que hasta la publicación de este disco no había conseguido mayor éxito comercial, a pesar que discos tan hermosos como Aerial Ballet (1968) eran admirados por tipos ilustres como los Beatles, quienes lo invitaron a visitarlos en Londres mientras grababan el Álbum Blanco. Dueño de una voz suave, limpia, levemente teñida de melancolía y frustración, Nilsson parecía destinado a seguir ocupando el resto de su vida un nicho de culto cómodo, rodeado de músicos que admiraban su pop clasicista pero si quisieran podían sacarle en cara que eran harto más populares que él, como los ingleses ya mencionados. Pero no contaban con la ambición del nativo de Brooklyn que en 1971 grabó en Londres el disco invitado y que incluía una canción metida a la fuerza por el productor, Richard Perry, llamada Without You, escrita por una semi olvidada banda setentera llamada Badfinger. En incontables versiones posteriores como la de Air Supply, se trataría de copiar el dramatismo de la interpretación de Nilsson quien, si bien le cargaba la canción, como buen profesional decide dar el todo por el todo y transforma este oscuro tema en el himno por excelencia del amante con el corazón roto que extraña a su amado/a. No sólo eso sino que, por un breve rato, Nilsson se convertiría en el cantante más popular del mundo, el single más vendido mundialmente en 1972. De artista de culto, a artista de culto.

Without You es una canción que, a diferencia de las otras del disco, no puedo disfrutar a menos que la escuche con un oído irónico y pops-moderno (no ayuda tampoco su inclusión en el soundtrack del Diario de Bridget Jones). Es la presencia de esta canción que me hizo postergar tanto la compra del disco, si bien me atravesaba con él a cada rato en las tiendas de caridad de Inglaterra, generalmente a menos de luca. Fue sólo hasta que adquirí Aerial Ballet y lo devoré (incluye One y Everybody's Talkin' que es un cover de Fred Neil, padrino de la escena folk de principios de los 60 en Greenwich Village, New York) que tuve que asumir que el resto de Nilsson Schmilsson no podía sino ser muy bueno. No me equivoqué. Como buena obra maestra del canon pop anglosajón, Nilsson Schmilsson (un juego de palabras que mezcla schmaltzy, o empalagoso, con el apellido de Harry), es un disco muy entretenido y amplio de tono, emociones y arreglos. Piensen en un Elton John pero que se toma menos en serio y que se viste mejor. Después de todo este es un disco que contiene la canción Coconut (también éxito radial) sobre una mujer que va a ver un doctor después de haber tomado coco con lima y a quien le recetan... coco con lima. Sospecho que es una referencia humorística velada al incipiente alcoholismo que manifestaba Nilsson y que le destruiría finalmente su carrera y su cuerpo. No sin antes haberlo pasado desmedidamente bien con John Lennon (en su famoso 'fin de semana perdido'), Ringo Starr y Keith Moon.

Schmilsson Hug

El resto del disco está populado de referencias a un mundo donde las personas no se comunican, el amor es una lucha de opuestos que nunca podrán entenderse, la gente no sabe cómo envejecer desde una juventud disipada, y jamás tienen claro qué es lo que desean. Imagínense entonces el contexto en el cual se encuentra Without You y me entenderán por qué tengo que escucharla con los dientes un poco apretados, a pesar que igual la escucho cada vez que pongo el disco, porque es como la supuesta marca en la rodilla que dejó Miguel Ángel en su Moisés, como si al dejar la falla lo hiciera humano. Me imagino que muchos no pensarán lo mismo y se podrán sentir desilusionados con el resto de las canciones porque no son tan empalagosas como el single. Qué les puedo decir, nuestros puertos de embarque son tan distantes el uno del otro que estoy seguro que navegamos en mares distintos. Disfruten su crucero por el Caribe, yo iré de polizonte en el Karaboudjan.

Después vendrían otros discos que no alcanzarían el éxito comercial de éste, ni la perfección estilística, sin jamás ser menos que buenos discos, aún cuando en la grabación de Pussy Cats (1974), producido por John Lennon, rompió sus cuerdas vocales y perdería para siempre el control y la diafanía de su instrumento más preciado. También sería el autor del soundtrack de esa incomprendida película de Robert Altman llamada Popeye (en Punch Drunk Love de P.T. Anderson se ocuparía He Needs Me en un momento clave de la 'trama'), que más que tratarse del personaje adicto a la espinaca, es una alegoría de los efectos perniciosos del más brutal capitalismo y cómo el amor, el sacrificio y la entrega por otro ser humano será lo que nos salvará de una existencia gris y dolorosa. Quien sabe, a lo mejor había comido mucha 'espinaca' cuando la vi.





17 de octubre de 2009

The Specials - Specials (1979)

"Stop your messing around,
better think of your future"


Wolf Ray Special

Como lo he dicho antes, hay discos que necesitan ciertas experiencias previas, musicales o vitales, para que te hagan click y te entusiasmes. Creo que si no hubiera vivido en Inglaterra a principios de los 80 y mediados de esta década y habiendo asistido a un colegio británico en Santiago de Chile, no habría tenido la misma pasión que siento por ciertas bandas y músicos que para muchos resultan ser demasiado británicos para serles legibles, o que se pueden conectar por razones distintas, sin ir al fondo del asunto (ni yo lo hago a cabalidad por supuesto) de ser británicos. Muchas bandas son consideradas derivativas de otras y creo que están en lo correcto, pero son derivativas
a la británica, lo que hace que es mejor hablar de una utilización de la tradición para energizar el flujo propio. Pienso en bandas y músicos como Paul Weller, Richard Thompson, Arctic Monkeys, etc ... dentro de esta insigne lista incluyo a esta gran, gran e importantísima banda de Coventry, Kent: The Specials.

Inglaterra en los setentas y principios de los 80, por descripción de muchos quienes los vivieron, era un país muy gris. Cuando se piensa en el Swinging London de los 60 y la rebeldía punk de los 70, se suele olvidar que estos fenómenos fueron bastante localizados en ciertas partes de Londres u otras ciudades importantes de la isla, como Manchester o Sheffield. Para el resto de los británicos, vivir en la isla era seguir viviendo como en los 50, excepto que ahora se veía televisión en color y ya no se necesitaban cupones de racionamiento para comer. Ya vendría el cambio, para bien o peor, del gobierno de Thatcher y esa década de exitismo y apariencias que sería renovado por el Laborismo cuando recuperaran el poder... pero me estoy desviando.

En esta monotonía de la vida diaria se cultivaba una agitación social que explotaba cada cierto tiempo en alzamientos en ciertos barrios de las ciudades más importantes. En parte era por las pésimas condiciones de vida en que vivían muchos británicos (desigualdades sociales) como también por razones raciales. En los 50 hubo una importante inmigración desde las antiguas colonias británicas, especialmente de las West Indies, donde se incluye Jamaica. Como cualquier encuentro de dos culturas distintas y habiendo una posición de poder de una por sobre otra, se producen choques inevitables que conllevan violencia racial. Si a esto le agregamos un desempleo altísimo (en los setenta se instauró la semana de 3 días laborales) que afectaba por igual a la etnia que fuera, el caldo de cultivo es perfecto para que surgieran grupos políticos y de choque callejero que explotaran el descontento. Es así como el National Front de inspiración fascista (ahora British National Party) logró su más fuerte arrastre desde la segunda Guerra Mundial (cuando eran liderados por Oswald Mosley, explícitamente seguidor de Hitler) entre algunos sectores de la población inglesa, siendo los skinheads su cara más visible.

Specials first album inner label

Los skinheads, para sorpresa de muchos (yo incluido) no tienen su raíz en grupos de orientación política de extrema derecha, sino que surgió como una más de las tribus urbanas de jóvenes de extracción social pobre, generalmente blancos, a finales de los 60 y se identificaban musicalmente con toda la música que habían traído los inmigrantes de las West Indies, es decir música negra, especialmente ska, que como todos sabemos es un excelente ritmo para bailar. Su uniforme, pues todas las tribus tiene uniforme, son las camisas a cuadros, suspensores, jeans arremangados, botas tipo Doc Martens y la cabeza rapada. Los skinhead eran un movimiento que propiciaba la integración racial y cultivaba un espíritu de hermandad intragrupal, pero como es lo propio en las tribus urbanas, de grandes peleas campales con otras (como fue el caso de los Mods con los Rockers en los 60), por lo que en parte servían como modo de expresión de una violencia inherente (y adolescente) importante. Lamentablemente, este movimiento fue coaptado por las circunstancias históricas y los intereses de grupos blancos supremacistas que explotaron el entendible sentimiento de exclusión social que sentían.

Es en este contexto que surgen The Specials (primero The Automatics y también conocidos como The Specials AKA), desde Coventry en el condado de Kent, en el sureste de Inglaterra. El fundador de la banda era un tipo blanco llamado Jerry Dammers que había hecho escuela en distintas bandas de tipo soul, r&b y ska en su ciudad natal. Su característica principal es que le faltan (aún) los dos dientes frontales, pero tras esta imagen de excentricidad (y pobreza) se oculta un genio que tenía las cosas muy claras (demasiado, según algunos de los otros miembros de la banda). Su deseo expreso con The Specials era crear una banda que superara estas divisiones raciales y se convirtiera en un foco positivo para los jóvenes de la nación que estuvieran sufriendo estas injusticias sociales. Para ello reclutó a distintos amigos tanto blancos como negros y formaron una de las bandas inglesas más importantes e influyentes de los últimos treinta años.

Para lograrlo renuevan el look skinhead haciendo más patente su relación con la raíz ska y con alusiones a la elegancia mod. Para esto crean un sello llamado 2 Tone y que le daría el nombre a todo el estilo musical de la época que teniendo las bases ska son renovados con el espíritu punk de házlo-tu-mismo. 2 Tone se refiere tanto a los uniformes que utilizaban, ropa simple con colores blanco y negro, como al hecho de ser un sello que expresamente buscaba la armonía racial. El logo es un clásico. Logran un éxito inmediato con su primer single "Gangster" y posteriormente bajo la tutela de Elvis Costello como productor, publican su primer LP, titulado simplemente Specials. Es un disco muy entretenido, con un par de covers de clásicos ska de Prince Buster y Toots & The Maytals, pero es también un disco lleno de canciones de tinte política, donde se invita a los auditores a luchar contra las injusticias raciales, a salir del sopor de la falta de expectativas para forjar un futuro propio y a pensar sobre la propia vida sin dejarse llevar por las circunstancias familiares y sociales. Menos mal en todo caso que no es un disco que suene predicador, sino que al más estilo jamaicano (piensen en Bob Marley, el cantante político por excelencia) te dan ganas de bailar a medio ritmo toda la noche.

Wolf Ray Special II

Este es otro disco que compré en la tienda de Ben en Guildford y recuerdo perfecto las ganas de reír de gozo al escuchar el primer tema, cuando luego de la pequeña intro de órgano entra la batería y comienza la fiesta. Tiempo después cuando le hablaba a cualquier isleño de cierta edad para arriba de este disco, les cambiaba la cara y hablaban con entusiasmo de lo importante que fue para ellos/as y sus amigos mientras crecían, de lo refrescante que fue el que surgiera una banda que tuviera una proposición positiva frente a la vida y la sociedad, en comparación con las miradas muy depresivas de otras áreas de la escena musical (lo que era una delicia en otro sentido.), de la sensación de comunidad que surgía en los conciertos y cuando se juntaban a escucharlo, por lo menos para este primer disco de la banda. Cuando Tricky (confeso admirador de la banda, su importancia en la lucha racial y su propio proceso de búsqueda de identidad) en su concierto en Chile hizo subir a la gente al escenario en una de las canciones, lo primero que pensé fue en The Specials, ya que solían hacerlo en sus conciertos, muchas veces tempranamente quedando el público arriba durante gran parte del show.

Me compré feliz los otros dos discos de estudio de los Specials, More Specials (1980) donde incorporan influencias más new wave, pop, incluso jazz lounge; e In the Studio (1984) un disco extrañísimo si se lo considera en contraposición al primero. El éxito comercial, por supuesto, fue decreciente a medida que aumentaba la experimentación y se desgranaba la alineación original por diferencias artísticas y personales, dado el liderazgo cuasi dictatorial de Jerry Dammers. Sin duda alguien le hubiera volado los dientes si no fuera que ya no los tenía. En estos momentos se lleva a cabo una de las varias reuniones que se han hecho a lo largo de los años, claro que sin Jerry Dammers, lo que la hace más una decisión lucrativa con un excelente karaoke de fondo para que los calvos y guatones fans canten la noche entera... Jerry Dammers se ha dedicado los últimos 15 años a ser DJ y liderar una big band que hace covers de Sun Ra. Dicen que son buenos pero no quiero romper la magia.

Para el deleite de los regalones, los videos de dos canciones del disco y una del insuperable single posterior Ghost Town: