28 de julio de 2011

Leonardo Favio - Fuiste Mía Un Verano (1968)



"Quiero partir con mi canto
tu cuerpo de niña
y hundirme a vivir
nada me importa la gente
que opina y se mete
no me han de entender."


Siguiéndola // Following It

Hay personas, no sólo músicos, las tienen todas y hacen muy poco. Hay otras que de lo muy poco hacen mucho, desafiando al Rey Lear y a Fraulein María: algo sí puede salir de la nada. Leonardo Favio, en su faceta musical es de los últimos. Hay pocos cantantes que con un registro tan limitado en su rango tonal rasguen las tinieblas con el filo de un suspiro o una lágrima en la garganta. Favio, Cohen, Reed, Veloso: no hay una exclusiva oscuridad desde donde emprender el viaje de vuelta a casa, se puede partir de los desiertos de la melancolía, de las selvas del melodrama o de las playas de la sensualidad tibia y bronceada. Leonardo Favio es el quiltro que resulta del coito entre la reina de la segunda, el explorador de la primera y un turista voyerista en la tercera.


Leonardo Favio - Fuiste Mía Un Verano II



Favio es otro de esos intérpretes que resaltan en nuestro mercado musical de cafés dolca con nutrasweet: él es un espresso doble con dos cucharaditas de azúcar morena. Bien dulzón, pero cafeína directo a la vena, inserto en una tradición que incluye a Camilo Sesto, Juan Gabriel, Ricardo Cocciante y Marc Almond. Cuando lo escuché por primera vez en serio (no cuando lo debo haber escuchado en mi infancia, en radio AM en la mañana los veranos mientras hacían el aseo en mi casa) me costaba creer que alguien con esa voz tan extraña podría haber sido tan popular la primera mitad de los setentas (¿y después también?). La distancia de los años no es sólo una calle de un sentido a la nostalgia, sino que es un viaje hacia un mundo paralelo, dónde los habitantes de alguna manera se parecen a tí... pero no tanto. Sabes que Favio, hijo ilustre de este mundo, comparte contigo este conocimiento íntimo y puedes confiar en él.


El disco en mi posesión es una edición uruguaya regalada por mis suegros y que fue adquirida en la feria de las pulgas en Tristán Narvaja los domingos en Montevideo. Es el primer LP que sacó el oriundo de Luján de Cuyo y su carátula de un fuerte rosado y una foto de él con su guitarra al lado, en blanco y negro con fuertes contrastes de luz es una declaración de intenciones en sí: la imagen emerge como símbolo de bravura y pasión, de fuerza y no mediastintas. Es también una imágen muy de su tiempo, de la televisión en blanco y negro, del Festival de Viña cuando la competencia internacional sí importaba. Es una portada que invita a un conjunto de relatos musicalizados, de canciones narrativas que ya no se escriben. En él se encuentran cuatro de sus canciones más conocidas: Ella... ella ya me olvidó, Fuiste mía un verano, Quiero aprender de memoria y O quizás simplemente le regale una rosa. 


Leonardo Favio - Fuiste Mía Un Verano


Supongo que mi aprecio por el trasandino también tiene que ver con que su registro vocal me acomoda como guante y que imitarlo me permite sacar el italiano que tengo dentro, olvidarme de la perfección y dejarme llevar por el descontrol propio de la falta de técnica vocal. A falta de octavas, bien vale la desvergüenza... Con Favio tengo la excusa perfecta para cantar mal pero con emoción rayando en el grito primario. Esto queda demostrado en que cuando he tratado de grabar canciones con amigos, o cantado en vivo en bandas (¡viva Boda Band!), nunca he podido repetir la cantada exactamente igual. A veces me sale mal, otras bacán. Pero por la menos me la juego.


El par de videos de rigor:












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