"No es que tenga demasiados discos, es que tengo muy poco espacio"
Como cualquier otra actividad a la cual uno le dedica tiempo y ahínco, las razones han ido mutando o han ido adquiriendo distinto peso. Cuando escuché por primera vez el equipo de sonido "audiófilo" de un amigo a mediados de los 90 sabía que existía una manera más fidedigna y con mayor realismo que a través de mi humilde pero fiel panasonic, de escuchar la música que me gustaba. Lamentablemente no tenía el dinero así que seguí aprovechando el sistema de mi amigo por unos años. ¿Pero qué es lo que hice con mi primer sueldo (y el segundo)? Exacto, me compré un amplificador y un lector de CD, más unos parlantes a este mismo amigo. Todavía sin signos de meterme en la adicción del plástico negro.
Esto sucedió un año después, en 2004 luego de una discusión con otro amigo quien insistía que el vinilo era un formato donde se escuchaba mejor la música y que por otro lado tenía una vida útil mucho más larga que el CD ya que se supone que luego de 20 años empieza a 'desvanecerse' (no lo sé). Intrigado le pedí que nos juntáramos y llevara su tornamesa a mi casa para que escucháramos. Cuando la conectamos y pusimos el primer vinilo (me parece que era una reedición de Trans Europe Express de Kraftwerk) lo que escuché era completamente distinto a lo que recordaba cuando chico, o más bien a lo que había asumido que escuché cuando chico, el tiempo cuando en todas partes se hablaba del CD como "el sonido perfecto para siempre". Ja, pamplinas. Claro, igual tenía las 'papas fritas' como le llaman algunos, pero había una sensación de que el sonido que salía de los parlantes era como tenía que ser. Había un peso y transparencia que no recordaba del CD. Intrigado, excitado más bien, al próximo mes corrí a comprar una tornamesa que cumplió fielmente con su labor por el próximo año y medio (ahora reside con un amigo, siguiendo su labor evangelizadora).
En mi febril entusiasmo, me puse a comprar discos con obsesión, viejos y nuevos, ediciones originales y reediciones, algunos regalados. Comencé a leer sobre tornamesas en internet, la historia del vinilo, maneras de mejorar el sonido a través de pequeños o grandes ajustes a la tornamesa o la aguja. Me compré por internet un sistema de lavado manual de vinilos que revivió algunos LPs que eran simplemente inescuchables (recuerdo claramente el lado A de Songs in the Key of Life de Stevie Wonder) y que hace poco adapté para poder utilizarla en un sistema más mecanizado de lavado que incluye aspirado. Aprendí que pequeños cambios en la instalación pueden hacer una diferencia importante en el sonido que se logra; también que algo tan nimio como una aguja (qué, el tipo de diamante en la punta de la aguja) tiene variaciones gigantescas en la calidad de sonido que pueden lograr.
Sin embargo, habían ciertos momentos en los cuales no quedaba muy conforme con el sonido. Sabía que en algunos casos el CD se escuchaba mejor (sí, soy lo suficientemente obsesivo como para comprar en vinilo discos que ya tengo en CD), pero no podía aceptar que este formato muerto podía ganarle sónicamente a mis queridos discos. En varias conversaciones con un primo de mi esposa, quien es ingeniero en sonido, y a través de foros de internet, aprendí que los distintos formatos tienen distintos requerimientos al momento de masterizar el sonido para luego traspasarlo al medio físico. Es más, en el caso del vinilo, podían haber variaciones grandes en la calidad según la cercanía que tenía el pressing con el master original (¿es el primer pressing? ¿es una copia del master o es el original?), la calidad del vinilo (la pasta) utlizada, su lugar en la línea de producción (el negativo se va gastando a medida que se van 'imprimiendo' los discos), etc, etc. Muchas ediciones modernas además utilizan el master realizado para la edición en CD, lo que generalmente se traduce en un sonido muy comprimido, plano y fome (si quieren escuchar ediciones bien hechas, escuchen las que realiza Jack White desde por lo menos su disco Elephant, todo el proceso es análogo). Desilusionado, perdí un poco el interés en el formato y pasé un par de meses en los cuales le dí más preferencia a mis CDs (también en parte porque tenía muchos más...).
Pero como no sólo de calidad sonora vive el hombre empecé a fijarme en otras cosas que hacían de esta pasión tan entretenida. Estaba el ritual del vinilo para empezar, el hecho de que tienes que realizar ciertos movimientos bastante estandarizados para poder escucharlo: caminar y posicionarte frente al vinilo que buscas extender el brazo, sujetar los vinilos alrededor para que no salgan con el que elegiste; mirar la carátula y la contra carátula; ir hacia donde está tu tornamesa y con cuidado sacar el vinilo que está contenido en su capucha interior en la carátula; con tu pulgar puesto en el borde de la circunferencia, como apoyo de tus dedos que no tocan los surcos sino que sólo tocan la etiqueta en el centro; luego con tu otra mano sujetas la capucha interior y la deslizas en contra de la dirección que toma tu mano que sostiene el vinilo mismo y voilá tienes el vinilo en tus manos; con ambas manos extendidas sostienes el disco desde los bordes y tratas de achuntarle al hoyo sobre el eje de la tornamesa misma. Una vez puesto, llevas el brazo de la tornamesa hacia el comienzo del surco que elijas (generalmente el primero, de afuera hacia adentro), y haces andar el plato donde reposa, sea con un switch o un botón según el modelo. Bajas la tapa si es que tiene y te sientas a escuchar, subes o bajas el volúmen ya que su intensidad es bastante variable entre discos; o te quedas de pie y bailas o simplemente haces otras cosas mientras la música está de fondo. Es, en resumen, el hecho de que el formato te obliga a estar consciente de qué es lo que estás haciendo, te hace física la experiencia de escuhar música.
Por otro lado está la 'caza'. Es la decisión voluntaria de que ha llegado el momento en el cual el hambre por la tartaleta negra se debe saciar y sales a buscar en tus lugares preferidos (o nuevos si hay recomendaciones) vinilos que están en tu lista de discos que ansías tener. También puedes ir con la disposición de dejarte sorprender por lo que encuentres. A veces encuentras discos que tienen una conexión con lo que ya te gusta, sea fuerte o tenue, o a veces simplemente te gustó la carátula y, estando barato, decides arriesgarte para averiguar qué es lo que se esconde tras la superficie. Hay veces en los cuales consigues algo que nunca sabrás qué es, incluso cómo se llama el artista; tengo en mi poder un disco de una cantante oriental de los 50 o 60 en su edición de algún país asiático, por lo tanto todo texto está en alfabeto ideográfico. Sólo sé que canta boleros y el disco es rojo transparente (hubo una época en donde se creía que ese color hacía que se escuchara mejor.) En mi caso puedo estar horas y horas y horas cazando, por lo que nunca es una buena idea ir con alguien que no comparte tu misma pasión ya que es tremendamente aburrido para quien no goza ensuciándose los dedos con el polvo acumulado en las décadas precedentes.
También está la variedad de formatos dentro del formato general. Están los 7", los 12" y mi formato preferido, el 10". No quedando conformes con esto, a través de los años han salido miles de ediciones especiales que escapan tanto del color negro tradicional (utilizando todos los colores en el espectro Pantone) como de la forma redonda original. Hay incluso vinilos que se han utilizado para cargar programas de computador o que contienen videos. Hay formatos que han surgido producto de una necesidad de una actividad profesional para luego pasar a ser parte del público en general. Este es el caso del single o sencillo de 12" que, si bien existen antecedentes de por lo menos principios de los 50, tuvo su verdadero nacimiento a mediados de los 70 cuando los DJ de las nacientes discotheques en USA lo utilizaban, en ediciones privadas, porque el tamaño de sus surcos permitían una mejor calidad de sonido (especialmente bajos) y además les facilitaba encontrar los surcos que buscaban para realizar sus mezclas. Posteriormente se convertiría en el formato de fetiche por excelencia a principios de los 80, en parte porque al tener una mayor extensión que el clásico 7" hizo surgir la industria de las remezclas a cargo de terceros, y por lo tanto de temas que sólo podías encontrar en esa edición. Blue Monday, el clásico single de New Order sólo se editó originalmente en 12".
Si tienes suerte puedes encontrar ediciones de lo que se llaman white label (etiqueta blanca), que son las pruebas que realizan para probar como quedó la edición. Se suelen relacionar con los DJ, ya que estos realizan copias de sus mezclas o sampleos para poder utilizarlos de bases cuando están en vivo. Pero estos white label también pueden ser demos de artistas que grabaron sus canciones y las llevaron a las disqueras con la esperanza de ser contratados. Tengo uno que encontré en una tienda de caridad en Inglaterra, que es un 7" de lo cual solamente sé lo que sale inscrito en el surco interior, donde muchas veces los que hacen los pressing dejan sus mensajitos o firman su autoría. Este tenía la firma de un presser muy famoso que se autodenomina Porky y generalmente cuando está orgulloso de su producto pone "Porky Prime Cut" (una referencia a carnicería) o "El mejor corte de Porky". Por esas vueltas de la vida, pude averiguar su e-mail y lo contacté para preguntarle si se acordaba de qué grupo era éste (habían otras pistas) pero cortésmente me respondió que habiendo participado en el pressing de miles de bandas a lo largo de su vida, poca posibilidad había que se acordara.
Por sobre todo, lo que me terminó por convencer que esta era una pasión para toda la vida, es que me permite mostrarle esta compulsión a otras personas, entretenarlas y aburrirlas por igual. No hay mejor ocasión que pasar una tarde o noche entera poniendo tema tras tema y gozando junto a mis amigos y familia, riéndonos, bailando, conversando, sorprendiéndonos. La única diferencia con 5 años atrás es que cuando me preguntan qué es mejor ¿vinilo o cd?, yo ahora respondo que depende... depende de la calidad de la masterización, de lo alejado del pressing del master original, de la calidad del material mismo, de que...
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